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Archive for the ‘Chascarrillos’ Category

La crisis financiera explicada de manera fácil:

 Heidis la propietaria de un bar en Berlín, que ha comprado con un préstamo bancario. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.

Nota: Pero en realidad, no le entra en caja ningún dinero físico.
Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes.
Como sus clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.

Nota: Pero en realidad, es un margen de beneficios virtual, ficticio; la caja sigue estando vacía de ingresos contantes.

Un empleado del banco más cercano , asiduo visitante del bar y muy emprendedor  que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor, y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar.
Nota: ¿Van  pillando la dimensión del castillo de naipes?

En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en «bebida-bonos», «alco-bonos» y «vomita-bonos» bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.

Nota: El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer, pero todo es camelancia; no hay detrás solidez monetaria que lo sustente. Todo son «bonos», es decir, papelitos que «representan» tener valor siempre y cuando el castillo de naipes se sostenga.
Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que, por cierto, despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar a Heidi el pago de su préstamo bancario; y Heidi, a su vez, exige a sus clientes el pago de las deudas contraídas con el bar.

Pero, claro está, los clientes no pueden pagar las deudas.

Nota: ¡¡¡Porque siguen sin tener ni un centavo !!! Han podido beber cada día en el bar porque «se comprometían» a pagar sus deudas, pero el dinero físico no existe.

Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota.

Nota: Y Heidi pierde el bar.

Los «bebida-bonos» y los «alco-bonos» sufren una caída de un 95% de su valor. Los «vomito-bonos» van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia. El banco que le ha prestado a Heidi entra en insolvencia financiera también.

Nota: Porque los proveedores de vinos y cervezas también le fiaban a Heidi, creyendo que estaban seguros de que cobrarían con creces al cabo del tiempo. Como no han podido cobrar dado que el dinero no existe, la deuda de Heidi se los ha comido a ellos y al banco que respaldó sus créditos con activos fantasmas.

A petición de los políticos al gobierno se le pide intervenir para salvar al banco y que este pueda recuperar su capital inicial y que Heidi pueda  pagar a sus deudores,  incluso que les  brinde un fondo de capital de trabajo y de gastos no especificados para mantener abierto el banco y el bar.

Para evitar que los bancos quiebren el gobierno les regala el dinero mediante una figura llamada el rescate del banco. El gobierno para financiarla  introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios.

Nota: Que es lo que de verdad ha pasado. Con los impuestos de los ciudadanos inocentes, los gobiernos han tapado el agujero financiero creado por la estupidez de los bancos.

¡Por fin! ¡Una explicación que entiendo!

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Dos leones huyeron del zoológico. En la huída cada uno partió con rumbo diferente.

Uno fue para la selva y el otro para el centro de la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró.

Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido para la selva. Regresó flaco, famélico y afiebrado. Fue reconducido a la jaula.

Pasaron ocho meses y nadie se acordó del león que había ido para el centro de la ciudad hasta que un día el león fue recapturado y llevado al zoo. Estaba gordo, sano, desbordante de salud.
Al ponerlos juntos , el león que huyó para la selva le pregunta a su colega:

-¿ cómo estuviste en la ciudad tanto tiempo, y regresas tan bien de salud?
Yo que fui a la selva, y tuve que regresar porque casi no encontraba que comer.

El otro león le explicó:
-Me armé de coraje y fui a esconderme a un Organismo Público. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.

-¿ Y por qué regresaste?….¿ se acabaron los funcionarios?.
-Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban. Sucede que cometí un error gravísimo.

Ya había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios, y nadie los dio por desaparecidos. Pero el día que me comí al que servía el café……..ahí se jodió todo.!!!!!!

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Pasando lista en el congreso

Un hombre, al pasar frente al Congreso de los Diputados, escucha un tremendo griterío que salía desde la sala:

”Ladrón, mentiroso, comisionista, difamador, chorizo, sinvergüenza, flojo de mierda, imbécil, timador, cabrón, corrupto, vendido, golfo, aprovechado, cara dura, falso, chupón, inútil, pesetero, estafador, vago de mierda, saqueador, gilipollas, bobo, oportunista, embaucador, tramposo, hijo de la gran puta,………..etc.

El hombre asustado, sale corriendo, el guardia del congreso le grita..eh, porque corre, y le pregunta porque lo hace

-No se Señor, pero ahí se estan peleando y no quiero que me pase nada, tengo mujer e hijos…

El guardia sonriendo le dice, trankilice Señor, solo estan pasando lista

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En el Museo del Louvre
 
  
 Después de otra  reunión de la CE, algunos ministros decidieron pasar por el Museo del Louvre  para "aliviar" el estrés y se paran meditativos ante un precioso cuadro de Adán  y Eva en el Paraíso.
 
Suelta Angela  Merkel:
 – Miren que perfección de  cuerpos: ella esbelta y delgada, él con cuerpo atlético, los músculos perfilados
 … Los estereotipos son necesariamente alemanes.

 Sarkosy respondió de  inmediato:
 – De ninguna manera. Es  evidente que el erotismo que se puede ver desde ambas figuras… ella tan  femenina … él tan masculino … saben que pronto llegará la tentación … Sólo  pueden ser franceses.

 Moviendo  negativamente la cabeza, Gordon Brown arriesga:
 – Of course not! Miren  atentamente … la serenidad de sus rostros, la delicadeza de la pose, la  sobriedad del gesto … Sólo pueden ser Ingleses.
 
Después de unos segundos más de contemplación, Zapatero exclama: – NO ESTOY DE ACUERDO. Miren  bien: no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen casa, sólo tienen una manzana  para comer … no protestan y encima piensan que están en el paraíso … No  tengo la menor duda, son españoles . 

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Una noche de espanto

Una noche de espanto  Cuento. Texto completo]  Anton Chejov
 
 
 
Palideciendo, Iván Ivanovitch Panihidin empezó la historia con emoción:

-Densa niebla cubría el pueblo, cuando, en la Noche Vieja de 1883, regresaba a casa. Pasando la velada con un amigo, nos entretuvimos en una sesión espiritualista. Las callejuelas que tenía que atravesar estaban negras y había que andar casi a tientas. Entonces vivía en Moscú, en un barrio muy apartado. El camino era largo; los pensamientos confusos; tenía el corazón oprimido…

"¡Declina tu existencia!… ¡Arrepiéntete!", había dicho el espíritu de Spinoza, que habíamos consultado.

Al pedirle que me dijera algo más, no sólo repitió la misma sentencia, sino que agregó: "Esta noche".

No creo en el espiritismo, pero las ideas y hasta las alusiones a la muerte me impresionan profundamente.

No se puede prescindir ni retrasar la muerte; pero, a pesar de todo, es una idea que nuestra naturaleza repele.

Entonces, al encontrarme en medio de las tinieblas, mientras la lluvia caía sin cesar y el viento aullaba lastimeramente, cuando en el contorno no se veía un ser vivo, no se oía una voz humana, mi alma estaba dominada por un terror incomprensible. Yo, hombre sin supersticiones, corría a toda prisa temiendo mirar hacia atrás. Tenía miedo de que al volver la cara, la muerte se me apareciera bajo la forma de un fantasma.

Panihidin suspiró y, bebiendo un trago de agua, continuó:

-Aquel miedo infundado, pero irreprimible, no me abandonaba. Subí los cuatro pisos de mi casa y abrí la puerta de mi cuarto. Mi modesta habitación estaba oscura. El viento gemía en la chimenea; como si se quejara por quedarse fuera.

Si he de creer en las palabras de Spinoza, la muerte vendrá esta noche acompañada de este gemido…¡brr!… ¡Qué horror!… Encendí un fósforo. El viento aumentó, convirtiéndose el gemido en aullido furioso; los postigos retemblaban como si alguien los golpease.

"Desgraciados los que carecen de un hogar en una noche como ésta", pensé.

No pude proseguir mis pensamientos. A la llama amarilla del fósforo que alumbraba el cuarto, un espectáculo inverosímil y horroroso se presentó ante mí…

Fue lástima que una ráfaga de viento no alcanzara a mi fósforo; así me hubiera evitado ver lo que me erizó los cabellos… Grité, di un paso hacia la puerta y, loco de terror, de espanto y de desesperación, cerré los ojos.

En medio del cuarto había un ataúd.

Aunque el fósforo ardió poco tiempo, el aspecto del ataúd quedó grabado en mí. Era de brocado rosa, con cruz de galón dorado sobre la tapa. El brocado, las asas y los pies de bronce indicaban que el difunto había sido rico; a juzgar por el tamaño y el color del ataúd, el muerto debía ser una joven de alta estatura.

Sin razonar ni detenerme, salí como loco y me eché escaleras abajo. En el pasillo y en la escalera todo era oscuridad; los pies se me enredaban en el abrigo. No comprendo cómo no me caí y me rompí los huesos. En la calle, me apoyé en un farol e intenté tranquilizarme. Mi corazón latía; la garganta estaba seca. No me hubiera asombrado encontrar en mi cuarto un ladrón, un perro rabioso, un incendio… No me hubiera asombrado que el techo se hubiese hundido, que el piso se hubiese desplomado… Todo esto es natural y concebible. Pero, ¿cómo fue a parar a mi cuarto un ataúd? Un ataúd caro, destinado evidentemente a una joven rica. ¿Cómo había ido a parar a la pobre morada de un empleado insignificante? ¿Estará vacío o habrá dentro un cadáver? ¿Y quién será la desgraciada que me hizo tan terrible visita? ¡Misterio!

O es un milagro, o un crimen.

Perdía la cabeza en conjeturas. En mi ausencia, la puerta estaba siempre cerrada, y el lugar donde escondía la llave sólo lo sabían mis mejores amigos; pero ellos no iban a meter un ataúd en mi cuarto. Se podía presumir que el fabricante lo llevase allí por equivocación; pero, en tal caso, no se hubiera ido sin cobrar el importe, o por lo menos un anticipo.

Los espíritus me han profetizado la muerte. ¿Me habrán proporcionado acaso el ataúd?

No creía, y sigo no creyendo, en el espiritismo; pero semejante coincidencia era capaz de desconcertar a cualquiera.

Es imposible. Soy un miedoso, un chiquillo. Habrá sido una alucinación. Al volver a casa, estaba tan sugestionado que creí ver lo que no existía. ¡Claro! ¿Qué otra cosa puede ser?

La lluvia me empapaba; el viento me sacudía el gorro y me arremolinaba el abrigo. Estaba chorreando… Sentía frío… No podía quedarme allí. Pero ¿adónde ir? ¿Volver a casa y encontrarme otra vez frente al ataúd? No podía ni pensarlo; me hubiera vuelto loco al ver otra vez aquel ataúd, que probablemente contenía un cadáver. Decidí ir a pasar la noche a casa de un amigo.

Panihidin, secándose la frente bañada de sudor frío, suspiró y siguió el relato:

-Mi amigo no estaba en casa. Después de llamar varias veces, me convencí de que estaba ausente. Busqué la llave detrás de la viga, abrí la puerta y entré. Me apresuré a quitarme el abrigo mojado, lo arrojé al suelo y me dejé caer desplomado en el sofá. Las tinieblas eran completas; el viento rugía más fuertemente; en la torre del Kremlin sonó el toque de las dos. Saqué los fósforos y encendí uno. Pero la luz no me tranquilizó. Al contrario: lo que vi me llenó de horror. Vacilé un momento y huí como loco de aquel lugar… En la habitación de mi amigo vi un ataúd… ¡De doble tamaño que el otro!

El color marrón le proporcionaba un aspecto más lúgubre… ¿Por qué se encontraba allí? No cabía duda: era una alucinación… Era imposible que en todas las habitaciones hubiese ataúdes. Evidentemente, adonde quiera que fuese, por todas partes llevaría conmigo la terrible visión de la última morada.

Por lo visto, sufría una enfermedad nerviosa, a causa de la sesión espiritista y de las palabras de Spinoza.

"Me vuelvo loco", pensaba, aturdido, sujetándome la cabeza. "¡Dios mío! ¿Cómo remediarlo?"

Sentía vértigos… Las piernas se me doblaban; llovía a cántaros; estaba calado hasta los huesos, sin gorra y sin abrigo. Imposible volver a buscarlos; estaba seguro de que todo aquello era una alucinación. Y, sin embargo, el terror me aprisionaba, tenía la cara inundada de sudor frío, los pelos de punta…

Me volvía loco y me arriesgaba a pillar una pulmonía. Por suerte, recordé que, en la misma calle, vivía un médico conocido mío, que precisamente había asistido también a la sesión espiritista. Me dirigí a su casa; entonces aún era soltero y habitaba en el quinto piso de una casa grande.

Mis nervios hubieron de soportar todavía otra sacudida… Al subir la escalera oí un ruido atroz; alguien bajaba corriendo, cerrando violentamente las puertas y gritando con todas sus fuerzas: "¡Socorro, socorro! ¡Portero!"

Momentos después veía aparecer una figura oscura que bajaba casi rodando las escaleras.

-¡Pagostof! -exclamé, al reconocer a mi amigo el médico-. ¿Es usted? ¿Qué le ocurre?

Pagastof, parándose, me agarró la mano convulsivamente; estaba lívido, respiraba con dificultad, le temblaba el cuerpo, los ojos se le extraviaban, desmesuradamente abiertos…

-¿Es usted, Panihidin? -me preguntó con voz ronca-. ¿Es verdaderamente usted? Está usted pálido como un muerto… ¡Dios mío! ¿No es una alucinación? ¡Me da usted miedo!…

-Pero, ¿qué le pasa? ¿Qué ocurre? -pregunté lívido.

-¡Amigo mío! ¡Gracias a Dios que es usted realmente! ¡Qué contento estoy de verle! La maldita sesión espiritista me ha trastornado los nervios. Imagínese usted qué se me ha aparecido en mi cuarto al volver. ¡Un ataúd!

No lo pude creer, y le pedí que lo repitiera.

-¡Un ataúd, un ataúd de veras! -dijo el médico cayendo extenuado en la escalera-. No soy cobarde; pero el diablo mismo se asustaría encontrándose un ataúd en su cuarto, después de una sesión espiritista…

Entonces, balbuceando y tartamudeando, conté al médico los ataúdes que había visto yo también. Por unos momentos nos quedamos mudos, mirándonos fijamente. Después para convencernos de que todo aquello no era un sueño, empezamos a pellizcarnos.

-Nos duelen los pellizcos a los dos -dijo finalmente el médico-; lo cual quiere decir que no soñamos y que los ataúdes, el mío y los de usted, no son fenómenos ópticos, sino que existen realmente. ¿Qué vamos a hacer?

Pasamos una hora entre conjeturas y suposiciones; estábamos helados, y, por fin, resolvimos dominar el terror y entrar en el cuarto del médico. Prevenimos al portero, que subió con nosotros. Al entrar, encendimos una vela y vimos un ataúd de brocado blanco con flores y borlas doradas. El portero se persignó devotamente.

-Vamos ahora a averiguar -dijo el médico temblando- si el ataúd está vacío u ocupado.

Después de mucho vacilar, el médico se acercó y, rechinando los dientes de miedo, levantó la tapa. Echamos una mirada y vimos que… el ataúd estaba vacío. No había cadáver; pero sí una carta que decía:

"Querido amigo: sabrás que el negocio de mi suegro va de capa caída; tiene muchas deudas. Uno de estos días vendrán a embargarlo, y esto nos arruinará y deshonrará. Hemos decidido esconder lo de más valor, y como la fortuna de mi suegro consiste en ataúdes (es el de más fama en nuestro pueblo), procuramos poner a salvo los mejores. Confío en que tú, como buen amigo, me ayudarás a defender la honra y fortuna, y por ello te envío un ataúd, rogándote que lo guardes hasta que pase el peligro. Necesitamos la ayuda de amigos y conocidos. No me niegues este favor. El ataúd sólo quedará en tu casa una semana. A todos los que se consideran amigos míos les he mandado muebles como éste, contando con su nobleza y generosidad. Tu amigo, Tchelustin".

Después de aquella noche, tuve que ponerme a tratamiento de mis nervios durante tres semanas. Nuestro amigo, el yerno del fabricante de ataúdes, salvó fortuna y honra. Ahora tiene un funeraria y vende panteones; pero su negocio no prospera, y por las noches, al volver a casa, temo encontrarme junto a mi cama un catafalco o un panteón.

 
 
 

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EL FRANQUISMO Y LO DE HOY

¿Más o menos igual? Para lo malo, desde luego que sí

 

elmanifiesto.com  por José Javier Esparza

Pues la verdad es que no es tan descabellado eso de que Franco estuviera vivo. Uno se lo puede imaginar en el Pazo de Meirás al cuidado de unas enfermeras primas hermanas de las que cuidan a doña Cayetana, pero menos viajadas.

Franco: ¿Y quién está ahora al frente de los medios del Régimen?
Enfermera: Juan Luis Cebrián…

Franco: ¿El hijo de Vicente, mi jefe de Prensa del Movimiento?
Enfermera: Si, Señor. Cebrianito, el que dirigió Pueblo y Arriba

Franco: Muy bien, muy bien… ¿Y en la vicepresidencia del Gobierno, sustituyendo a mi querido Arias Navarro?
Enfermera: Teresita Fernández de
la Vega.

Franco (alarmado): ¿La hija de Wenceslao, el falangista de Girón, el más azul de mis ministros?
Enfermera (titubeante): No os disgustéis, Señor… En compensación, el hijo de uno de uno de sus suboficiales más fieles es ministro: Alfredito Rubalcaba…

Franco (colérico): ¡No me queráis engañar, que ya me he enterado por Peñafiel –el cual me sigue siendo adepto– que José Bono tiene un puestazo y es el hijo de un falangista de pro con carné 230.096!… ¿Qué pasa? ¿Los hijos de la Falange han tomado el mando?… ¡Decídmelo!

Enfermera: Por favor, no os alteréis. Permitidme que os lea unos poemas de Haro Tecglen con loas a vuestra figura. Dicen así: “Se nos murió un Capitán, pero el Dios Misericordioso nos dejó otro. Y hoy, ante la tumba de José Antonio, hemos visto la figura egregia del Caudillo Franco. El mensaje recto de destino y enderezador de historia que José Antonio traía es fecundo y genial en el cerebro y en la mano del Generalísimo.”

Franco: ¿Y Fraga? ¿Y Martín Villa?
Enfermera: El primero, al pie del cañón, el segundo… en Prisa.

Franco: ¿Qué es Prisa? ¿Algo parecido al SEU o a la Prensa del Movimiento?
Enfermera: No se os escapa ni una… Exacto.

Franco: Y en Cataluña, ¿quién vigila la pureza de la lengua y la observancia en los medios?
Enfermera: El CAC, con inspectores en los patios de los colegios y vigilando los rótulos del comercio.

Franco: Estoy satisfechísimo. Veo que lo dejé todo atado y bien atado… Y en la tele, ¿quién sigue?
Enfermera: Carmen Sevilla, Massiel, Conchita Velasco, Matías Prat, Víctor Manuel que sigue cantando…

Franco (enardecido): Víctor… ¿el de esa canción tan sentida que se empeñó en dedicarme?… ¿El asturiano triste? ¿El de la mujer de Zampo y yo? ¿El que se empeñaba en ir al Corrillo de Serrano con mis nietas y las convidaba a comer en Riesgo? ¿Cómo era, cómo era la estrofa?

(La enfermera, tomando la guitarra, comienza a entonar.)

“Otros vendrán que el camino más limpio hallarán, deben seguir por la senda que aquél nos marcó, no han de ocultar hacia el hombre que trajo esta paz, su admiración, y por favor pido, siga esta paz.”

Franco: Le recuerdo pesadísimo, pero a doña Carmen le daba pena; nos traían unos “pasiegos” enormes al Pardo.

Franco: Y el Presidente de ahora, ¿qué tal es?
Enfermera: El nieto del Capitán Lozano.

Franco: ¿El que fue fusilado por alta traición? ¿Y…?
Enfermera (abanicándose con la guitarra): Pues… digamos… que se acuerda mucho de vuestra figura y tiene una gran obsesión con los musulmanes… y quiere hermanarse con civilizaciones.

Franco: ¿Quieres decir que tiene guardia mora como yo? Eso no es malo, mujer… ¿Y donde está ahora?
Enfermera: En América, para arreglar la economía.

Franco: ¿El Plan Marshall otra vez?
Enfermera: Más o menos…

Franco: ¿Y se sigue estudiando FEN? (Formación del Espíritu Nacional).
Enfermera: Parecido, parecido… Se transmiten valores del estado, pero se llama EPC.

Franco: ¿Y coros y danzas?, ¿quién lo lleva? ¿Pilarita?
Enfermera: Ahora se llama la SGAE y lo lleva mucho Pilarita, pero
la Bardem.

Franco (con repentina cólera): ¿Y quién coño es ese Zerolo, del que os oigo murmurar por el Whisper XL?
Enfermera: Con vuestro permiso, que se lo explique la del turno de noche.

Anochece en Sada, la guardia mora forma.

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MONOLOGO DE UNA BORRACHA….
Una mujer super elegante y bella sale de un bar
 con un grado de alcohol en la sangre muy alto   (borracha, con una juma de esas brutales)…
  Caminando tambaleante hacia su COCHE un BMW del año costosísimo trata de abrir la puerta con sus llaves,pero su estado se lo impide a tal punto que cae sentada
  al lado de la puerta del coche Patiabierta y sin bragas, observa hacia abajo y   lo único que ve es su parte íntima y comienza a hablarle:
 
Por ti tengo coche,
 
Por ti tengo joyas,
 
Por ti tengo dinero,
 
Por ti puedo tener al hombre que quiera,
 
Por ti tengo una mansión…
 
y de repente se empieza a mear… y replica
 
¡¡ No llores coño! que no te estoy regañando…. !!

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¿Te has dado cuenta del bombardeando con anuncios…? si ya lo dice la Biblia: "El ángel del Señor anunció a María".

Así empezó la Navidad, con un anuncio. Para mí, el milagro no es que apareciera un ángel. El milagro es que no anunciase un perfume o un turrón. Porque en Navidad no se anuncia otra cosa. ¿Te has fijado en que desaparecen los anuncios normales?.

¿Qué pasa con el Schotch Brite? ¿Qué en Navidad "sí se puede estar sin él"?; y las hemorroides, ¿qué? ¿hay que  volver a sufrirlas en silencio?. Sin embargo, en Navidad aparecen otros anuncios, que yo no sé si será por el  alcohol que bebemos en estas fiestas, pero no hay por dónde cogerlos: sale una tía en una moto, se baja la  cremallera y enseñando las tetas dice: – Busco a Jacq’s…

Pero, ¿qué forma es ésa de vender colonia? Es como si vas al kiosco, te bajas la bragueta y dices: – Déme el  periódico. No me quiero imaginar lo que habría que hacer para que te dieran el suplemento… Aunque, por mí, que esta chica siga buscando a Jacq’s muchos años, ¿eh?, por lo menos se ve bien alimentada, no como las otras que anuncian perfumes, todas lánguidas y paliduchas, que no tienen ni fuerza para decir la marca: "Tresor, Paguí", "Poeme, Paguí", "Anais, Anais, Paguí".

Pero bueno, ¿desde cuándo son así los franceses? ¿Te imaginas a una de estas tías intentando volcarnos la fruta  de nuestros camiones?: "Metegos lags naganjas pog el culo, Paguí". Y el colmo es que ahora hasta los perfumes de nombre castellano los anuncian en francés: "Cagolina Heguega". Pero ¿qué pasa aquí? Hay que tener  cuidado, porque como siga esta moda acabaremos oyendo: "Cuate, aquí hay tomate… Paguí". "Un poco de pasta basta… Paguí".

Desde luego, tan refinados que nos hemos vuelto para unas cosas y lo bastos que seguimos siendo para otras: ¡Catacrás!, ¡Picó!¡Catacrás!, ¡Picó! Y yo pregunto:¿esto está a la altura de Europa? ¿Catacrás, Picó, catacrás,  Picó? ¿No va siendo hora de que a este hombre le compren de una vez un pelador de almendras automático? ¡Ya está bien! ¡Que está a punto de llegar el euro!.

¿Y el anuncio de El Almendro?: "Vuelve, a casa vuelve, por Navidad…" Y aparece un tío en una moto de incógnito, se baja de la moto y se mete corriendo en casas. ¿No te parece raro que ese tío vaya siempre con el cuello subido, escondiéndose? ¡Coño, ese tío es Jacq’s! ¡Cómo lo va a encontrar la otra si todas las Navidades se esconde en el pueblo!. Y allí se tira el tío todas las fiestas, comiendo turrón. Porque el turrón está muy bueno.

Sin embargo, parece que algunos fabricantes no lo quieren vender: "1880, el turrón más caro del mundo". ¡Pues  vale…!

Y no se acaba ahí la cosa. Ahí está el turrón Delaviuda. Yo no quiero levantar ampollas, pero que le pregunten al  marido de la viuda qué tal le sentó el turrón…

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Te acuerdas de…aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico… ‘Pito-pito gorgorito… donde vas tu tan bonito?…A la era verdadera… pim pom fuera!’?

Se podí­an detener las cosas cuando se complicaban con un simple…’No ha valido’ o ¡CASA!.

‘Los errores se arreglaban diciendo simplemente…’Empezamos otra vez’

El peor castigo y condena era que te hicieran escribir 100 veces… ‘No debo..

Tener mucho dinero, solo significaba poder comprarte un helado… o una bolsa de chucherí­as a la salida del cole…

Hacer una montaña de arena, podí­a mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde…

Para salvar a todos los amigos… bastaba con un grito de…’Por mi! Por todos mis compañeros y por mi primero’

Siempre descubrí­as tus más ocultas habilidades, a causa de un ¿A que no haces esto?

No habí­a nada más prohibido que jugar con fuego…

TONTO EL ÚLTIMO’ Era lo único que nos hací­a correr como locos… hasta que sentíamos que el corazón se nos salí­a del pecho…

El ‘poli y ladrón’ era solo un juego para el recreo, y por supuesto era mucho más divertido ser ladrón que policí­a…

Los globos de agua… eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se habí­a inventado…

La mayor desilusión… era solo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole…

Nunca faltaban los caramelos que tiraban los reyes en Navidad, ni el dinero que nos dejaba el ratoncito Pérez bajo la almohada…

‘GUERRA’ solo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres en clase…
Los helados y la leche con galletas constituí­an el grupo de los alimentos básicos y esenciales..

Quitarte las ruedas pequeñas a la bici significaba un gran paso en tu vida….

El mayor negocio del siglo era conseguir cambiar los diez cromos repetidos por el que hacia tanto tiempo que buscabas..

Hacer cabañas con ramas cuando íbamos de excursión al campo nos entretení­a durante horas… hasta que vení­an a avisarnos de que tení­amos que marchar y llorabamos desconsolados…

Todos te admiraban si lograbas cruzar la comba mientras saltabas…

Era un gran tesoro si encontrabas trozos de escayola en los cubos de basura y poder dibujar en el suelo y jugar…

Sentarnos frente al televisor… a las 5 en punto con los ojos desencajados y ver ‘Barrio Sésamo’

Creerte superman o supergirl…y ponerte el ‘babi’ del cole a modo de capa mientras subidos en cualquier escalón deseabas con todas tus fuerzas poder volar como ellos…

Todas estas simples cosas… nos hací­an felices, no necesitábamos nada más…. un balón, una comba y dos amigos con los que hacer el ganso durante todo el dí­a…

SI PODEIS RECORDAR LA MAYORÍA DE ESTAS COSAS Y HE CONSEGUIDO QUE SONRIAIS, ENTONCES SIGNIFICA QUE HABEIS TENIDO UNA INFANCIA FELIZ… Y QUE TODAVÍA OS QUEDA DENTRO ALGO DEL NIÑO QUE ERAMOS NO HACE TANTO TIEMPO… ASI QUE ENVÍA ESTO AL QUE NECESITE UN PEQUEÑO DESCANSO EN SU APRETADA Y AGITADA VIDA DE ADULTO O QUE ESTA ENTRANDO EN ELLA Y SE AGOBIA. NUNCA PERDAIS AL NIÑO Q LLEVAMOS DENTRO PORQUE DA SENTIDO A NUESTRA VIDA!.

Y EL ÚLTIMO EN LEERLO… ¡¡LA LLEVA!!!

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chiste grafico

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