Luego de lograr la exitosa detención del sujeto, los elementos policíacos, cumpliendo los lineamientos y el protocolo establecido para estos casos, llevaron al presunto "grapero" ante las autoridades estatales (los separos) para que éstas a su vez, efectuaran el tramite correspondiente y la puesta a disposición de las autoridades federales, toda vez que el delito cometido por el individuo aprehendido era del orden federal.
Los policías, cumplieron su deber, ajenos a lo que sucedería después y que los marcaría para siempre, dejaron al sujeto y retornaron satisfechos a su sector para continuar las rondas en el lujoso fraccionamiento Las Animas, lugar en el que por cierto vive el gobernador Fidel Herrera Beltrán y uno que otro miembro del distinguido gabinete fidelista.
Acompañados por el cobijo de la noche, intempestivamente un comando fuertemente armado que viajaba a bordo de 4 Hummers, irrumpió en los separos y sin mayor enfrentamiento rescató al sujeto detenido y se llevó consigo el oficio de puesta a disposición de la autoridad correspondiente, mismo que contenía los nombres de los elementos policíacos que tuvieron a mal cumplir su deber y sacar de las calles a quién ellos creían era tan sólo un "grapero" más.
Llegó el viernes 19 de septiembre y con él, finalizaba el turno de los tres elementos policíacos, quiénes cansados se dirigían a sus hogares, en dónde recibirían el calor de su familia y con suerte un rico y sustancioso desayuno que les permitiría descansar satisfechos y dormir un rato…
Esto nunca pasó, pues más tardaron en terminar sus turnos que en ser interceptados y levantados por un comando armado a bordo de una Hummer que ante la impávida mirada de sus compañeros, se los llevó con rumbo desconocido. Su Crimen: Haber cumplido su trabajo.
Al conocer la situación, los familiares de las victimas, infructuosamente buscaron el apoyo de las autoridades, quienes en todo momento negaron los hechos. Contra toda lógica y ética, habían dejado solos a los encargados de velar por la seguridad de la ciudadanía. Para ellas, para las autoridades, no había delito que perseguir, el asunto estaba cerrado, el levantón de los policías, así como la irrupción de un comando fuertemente armado en instalaciones gubernamentales había sido producto de una alucinación conjunta. No había pasado y eso era todo, no había más que decir.
El asombro, la impotencia y la injusticia crecía conforme pasaban las horas y nada se sabía de los compañeros desaparecidos, el aire que se respiraba entre los elementos de la Policía Intermunicipal cada vez se hacía más denso y pesado, sofocaba, no dejaba respirar. El miedo y la impunidad se habían apoderado de la PIXBT.
Llegó el sábado 20 y con él, una ligera advertencia para el coordinador de la PIXBT, Bertoldo Reyes Campuzano. Justo a dos cuadras del Palacio de Gobierno, un comando a bordo de una Hummer, se le cerró al vehículo en el que viajaba el funcionario. Hasta ahí quedó el asunto. Este mismo día trascendió que el procurador de Justicia del estado, Salvador Mikel Rivera, fue internado de emergencia por un aparente cuadro de apendicitis.
El domingo 21, los familiares de los policías levantados, encontraron por su cuenta el vehículo abandonado de uno de los elementos policíacos. El lugar: La colonia 6 de Enero.
El lunes 22, los policías levantados, quienes ya habían sido dados de baja por no presentarse a trabajar el domingo 21, fueron "soltados" todos golpeados y torturados en la avenida Ruiz Cortines, lugar del que fueron trasladados no al hospital para ser atendidos, no, sino al C4, lugar en el que fueron interrogados toda la noche.
El martes, 23 de septiembre, en el marco de la Firma del Pacto por la Seguridad que en su versión jarcocha se denominó: Pacto Veracruz Diez, el titular de la Policía Ministerial, declara a los medios de comunicación que ningún policía de Xalapa ha sido levantado por miembros de la delincuencia organizada.
El miércoles 24 de septiembre, trasciende que el secretario de Seguridad Pública, recibe a los elementos policíacos levantados y les dice que como castigo por haber filtrado a la prensa lo sucedido, serian separado y reasignados en diversos puntos de la entidad.
Entre el viernes 26 y el sábado 27, en los pasillos de Palacio de Gobierno se manejaba que el recién nombrado coordinador de la PIXBT habría presentado al titular del Poder Ejecutivo, su renuncia.
El mismo sábado, Bertoldo Reyes Campuzano, rompe el silencio y declara ante los medios de comunicación, que efectivamente los tres elementos policíacos habían sido levantados y que toda vez que el Estado ni ninguna autoridad lleva a cabo una investigación sobre lo sucedido, él les había recomendado presentar una denuncia ante el MP.
Unas cuantas horas después de esta declaración, Reyes Campuzano, sufrió un intentó de levantón o de asesinato por parte de un comando armado, la emboscada tuvo lugar afuera de su domicilio. La acción fue repelida por los escoltas del funcionario público, quiénes en la refriega fueron levantados por los sicarios y, milagrosamente, unas horas más tarde, según el propio gobernador, fueron liberados.
Se hablaba que el cadáver de uno de los escoltas, había sido arrojado en la zona del lencero, sin embargo, el domingo 28 de septiembre, el mandatario veracruzano salió al quite para asegurar, jurar y perjurar que los dos elementos policíacos estaban vivos.
Mientras son peras o manzanas, la valentía y rectitud del coordinador de la PIXBT, como se esperaba, tuvo consecuencias, ahora si, les guste o no, las autoridades tendrán por fuerza que investigar y dejar de ocultar los hechos, pues con lo sucedido, el Ejército Mexicano, ya tomo cartas en el asunto al resguardar la casa del estoico Jefe Policiaco, quién no hizo otra cosa más que actuar acorde con su trayectoria.
Debe estar conectado para enviar un comentario.